Sócrates solía enseñar realizando preguntas, mediante las cuales eran sus discípulos quienes descubrían sus propias verdades, o bien quedaban en evidencia si estaban equivocados. Los defensores de este método Socrático indican que la ventaja es que, si uno no tiene la respuesta en ese momento, de todas maneras la pregunta le queda rondando en su cabeza, a diferencia de una discusión común donde solamente se presenten argumentos y no cuestionamientos.
En este artículo pretendemos formular preguntas que sirvan de puntapié para encaminar nuestra salud, y nuestra vida, hacia donde queremos.
Hipócrates, conocido como el padre de la medicina, decía que “Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente” y que “La fuerza natural dentro de cada uno de nosotros es el mayor sanador de todos”. En esencia, si nos alejamos de las leyes naturales nos enfermamos, y nos curamos cuando las respetamos. Las preguntas para reflexionar serían: Cuando enfermo, ¿es por causas externas o porque no estoy respetando las leyes de la naturaleza y de MI naturaleza fisiológica, mental o espiritual?
Si tengo sobrepeso, obesidad o ciertos malestares físicos, y decimos que es por herencia, ¿es por herencia genética solamente o por herencia de (malos) hábitos también? ¿Es mala suerte, o es consecuencia de mis acciones? ¿Puedo comer mejor? ¿Estoy comiendo de más o por tapar emociones como aburrimiento, miedo, ansiedad o tristeza? ¿Tengo un estilo de vida muy sedentario? ¿Puedo hacer algo al respecto?
Si me falta energía, ¿en qué área(s) de mi vida la estoy derrochando? ¿Estoy durmiendo adecuadamente? ¿Estoy teniendo espacios de descanso durante el día? ¿Estoy sobrecargado/a de responsabilidades? ¿Me estoy exigiendo más allá de mis posibilidades?
Si me preocupo y/o estreso por acciones de otras personas, sean padres, hijos, pareja, amigos, jefes o compañeros de trabajo, ¿hay algo que pueda hacer al respecto? ¿Qué no estoy aceptando de ellos? ¿Qué puedo cambiar yo? ¿Hay algún límite que crea que tengo que poner y no lo estoy haciendo?
Si me siento triste, ¿qué mensaje me está dando esta emoción? ¿Acaso estoy viviendo una vida que no quiere para satisfacer a otros? ¿Me está afectando el qué dirán? ¿No será momento de cambiar de rumbo? Si es así, ¿por qué no me animo a hacerlo? ¿Hay alguna creencia que me limite o me lo impida?
No es fácil realizar cambios en el estilo de vida de un día para el otro. Y habiendo tantas áreas de la vida en las que se puede mejorar, ¿por dónde debería empezar? El Centro Higienista te puede ayudar a identificar las causas profundas (que producen los síntomas) de la enfermedad, a tomar consciencia de ellas, generar estrategias para un cambio de hábitos y de tu estilo de vida.
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